Conociendo a ratos una ciudad que me suena. No se calcular el tiempo que llevo aquí porque la diferencia entre la realidad y lo que siento es tanta que resulta incalculable. Tenía razón aquel que decía que todo el que hace una Erasmus tiene un punto de locura... si no, no vienes. Es cierto también que este es un viaje que haces solo. No se trata de mantener el contacto, se trata de vivir experiencias que nunca te podrías perdonar haberte perdido, experiencias que vives solo y cuentas a los demás. No ando muy inspirada y quizá el cambio de ritmo, la tranquilidad de esta ciudad, haga que mis horarios, mis rutinas, mi forma de actuar se ralentice y se adapte... aun así, me niego a comer a las 12 y cenar a las 7.
Me siento como en casa. No se porqué, pero no os siento lejos. Os tengo cerca y temo perderos al mismo tiempo... se de lo que hablo. Si te encuentras sorpresas que no esperabas, si conoces lugares que tenías al lado y no te habías molestado en mirar... entonces todo parece tener sentido. Creo que cada cosa tiene su momento.. y aunque temía que este no fuera el de venir aquí, me equivocaba. Ahora tengo que volver y se que me perderé cosas aquí y no quiero... y se que tengo que encontrar cosas en Madrid ... y no se como saldrá nada. No me preguntes sobre lo que haré la semana que viene porque no lo sé. Últimamente nunca lo se. Y para mí, impaciente y organizada, no saber qué me espera me desespera. Las cosas suceden cuando tienen que pasar. Estoy convencida. No quiero pensar... espero que hagas lo mismo... es mejor sentir y vivir, que pasar el día pensando como podría haber sucedido todo.