¿Nunca has tenido la sensación de querer decir muchas cosas y no poder? ¿De que te encantaría hablar, por fin, de todo aquello que no sabes por qué nunca hablas con esa persona?
No se en qué momento la gente se hace daño y deja que los espacios invisibles que existen entre las personas se hagan más grandes. A veces no hay motivo, tan sólo, se hacen grandes... y otras puede que lo haya...pero cómo saberlo si aun queriendo no puedes hablar con él de todo eso que os aleja...
El orgullo es potente y doloroso. No existe un límite; quién dice cuando te pasas de orgulloso o cuál es el momento exacto para volver a hablar con esa persona sin que pienses: mierda, ya me estoy arrastrando... Quién mide el problema y dice "Hasta aquí tu orgullo... a partir de este punto es lo justo, no te harás daño".
En los últimos días me he encontrado con dos personas con las que no puedo hablar... y no se por qué, y duele.
Estas cosas solo pasan con la gente que significa algo para tí, o que lo ha hecho. Palabras presas en una boca que desea escupirlas. Impotencia de dejar cosas a medias; como la cobardía del que mucho tiene que aclarar y poco puede hacer con tus miradas. No quiero ser valiente (mi valiente), sólo quiero hablar. Hablar con los dos. Hablar y que me cuentes... ya no s
e lo que piensas y eres tú el que decidiste alejarte y ahora el espacio es enorme. No me has dado tiempo ni razones, no me has dado la posibilidad de acercarme... y si lo has hecho has decidido que era demasiado y ...para qué decir nada? La cobardía parte de tí, de tus ojos que me dicen todo lo que tu boca se calla.
Necesito que me cuentes... aunque todo se quede igual. No me vale tu actitud infantil. Mi orgullo a cambio de tu valentía, a cambio de explicaciones. Qué mínimo. No entiendo que me mires así y seas incapaz de decirme nada.. Me dueles. Me duelo.