jueves, 22 de octubre de 2009

sólo es hasta luego


Ayer nada más enterarme me puse a escribir esto...pero tuve que dejarlo porque necesitaba salir a la calle..dejar pasar unas horas y pensar. Fue breve como me lo dijo y en seguida nos pusimos a hablar de cosas divertidas, de tonterías para evitar ponernos tristes en la distancia.

Se que si escribo sobre esto, si hablo sobre ello volveré a sentirlo cada vez que lo lea, pero a veces hay que recordar hasta las cosas dolorosas para darte cuenta de lo que tienes... y de lo que ya no está.

Estaba bastante malita, llevaba tiempo así.. y es cierto que hacía tiempo que no la veía, pero cuando se ha ido lo he sentido mucho. Y no puedo evitar pensar que esto volverá a pasar personas que tengo aún más cerca.. y entonces no se si podré. La impotencia, la falta de control sobre lo que nos hace estar aquí o no me aturde, me deja fuera de juego, sin capacidad de reacción... porque en el fondo, no hay reacción posible ante esto.

No puedo evitar pensar en cuando era pequeña, cuando era menos consciente del dolor y todo parecía un juego, cuando solo pensaba en crecer para ser independiente. Pero entonces no sabía que cuando creces tienes que aprender a aceptar el dolor o él podrá contigo.

Te echaremos de menos..

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sublime...

He escuchado el post leyendo la canción de Copenague (o como se escriba) que me recomendaste...

Es cierto, no somos conscientes de lo frágiles y pasajero que es todo... Si lo fueramos, quizá estaríamos paralizados, muertos de miedo...

De todas formas, hay cosas buenas, siempre... Por ejemplo tenerte, aunque sea lejos.

Besitos de maridín.

J.Checa dijo...

Lo dice esa canción de Ismael Serrano que tú ya debes conocer bien... No es una gran canción, pero el poso que queda en la frase es significativo.

Nos aferramos a nuestras rutinas y apenas paramos a pensar en lo que tenemos hasta que lo perdemos. Ley de vida. Jorge Bucai... qué te voy a contar que no sepas tú ya...

Lo puse en uno de mis posts. Llega el otoño y yo también salgo a la calle lluviosa y doblo la tercera esquina a la derecha. Quien sabe si pasada esa esquina me encontraré contigo. Quién sabe si el reflejo de las luces en los charcos formará dos siluetas que sutilmente se desvanecen entre la brisa de un esperanzador atardecer...

Anónimo dijo...

Gracias por hacernos leer lo que a veces nos gustaría expresar...;)