"Mi mañana más triste llegó en Octubre del año pasado, al final de la noche antes de irme de gira por América Central y Estados Unidos. Estaba aquí, en casa, sola. Cada vez con más responsabilidad. Todo era demasiado nuevo."
Con cierta sorpresa leo las palabras de Lourdes Hernández mientras entiendo a lo que se refiere. No tenía por qué, pero en vez de hablar de amaneceres apasionantes y el final de juergas desmedidas habla de la vida, de la realidad. Encontrar de repente a alguien que te recuerda a tí, reconforta. Porque cuando todo es nuevo, cuando sabes que el cambio es inevitable, lo que no puedes frenar es el miedo que te recorre el cuerpo preguntándote si tomaste la decisión acertada. El vértigo a caer y a no encontrar salidas. A echar demasiado de menos. Vértigo a que lo que vas a vivir te cambie la vida.
Pero quizá lo más triste sea hacerte un hueco para tí que pronto tendrás que dejar. Conocerte a ti misma y quererte en la aventura... y odiarte por, a veces, no sentirla tuya. Y esa triste mañana mía quedó atrás el mismo día que empezó el otroño. Y no puedo evitar saber que, aún queriendo vivir esto con todas mis ganas, me quedarán más. Mañanas duras seguidas de largos viajes. Y a veces me pregunto en qué momento mi cabeza, mi cuerpo, decidió sentirse de dos maneras tan diferentes a la vez.
1 comentario:
"A echar demasiado de menos. Vértigo a que lo que vas a vivir te cambie la vida"
Al fin y al cabo vivir es lo que hace que todo valga la pena. Son inevitables las dudas, los miedos. Pero también son necesarios los riesgos y las vivencias.
Muchos besitos.
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